sábado, 5 de diciembre de 2009

Formando Personas.

El siguiente ensayo fue redactado a efecto de acreditar una certificación. Sin embargo, decidí transcribirlo a este espacio a efecto de compartilo con ustedes.


Hoy en día vivimos en un tiempo de crisis. Mucho se habla de la crisis económica que ha azotado al mundo de forma contundente en este 2009, se habla también de una crisis moral porque existe un fuerte relativismo en la ubicación de la línea entre el bien y el mal e inclusive, por primera vez para la gente de esta generación, nos tocó vivir una crisis sanitaria que nos obligó de forma surrealista a usar máscaras y tapabocas para evitar ser contagiados. Con los problemas sociales viene también la reflexión de qué hacer para solucionar y prevenir cualquier tipo de crisis.

La misión hacia el 2015 del Tecnológico de Monterrey, habla de “formar personas íntegras, éticas, con una visión humanística y competitivas internacionalmente en su campo profesional, que al mismo tiempo sean ciudadanos comprometidos con el desarrollo económico, político, social y cultural de su comunidad y con el uso sostenible de los recursos naturales”.

Como profesores, tenemos la firme ilusión de poder realizar un cambio en el mundo. Estamos conscientes de que nuestra labor diaria implica una enorme responsabilidad, máxime a sabiendas de que trabajamos con adolescentes que comienzan a definir su carácter moral, profesional y personal, por lo que ocupan métodos de formación muy especiales y encaminados, en muchas ocasiones, a descubrirse a sí mismos. Es por ello, que el modelo educativo del estudiante de bachillerato debe incluir: formación ética y ciudadana, formación científica y formación encaminada a ayudar al estudiante adolescente a descubrir su carácter.

La formación ética es aquella encaminada a ayudar al estudiante a formar un carácter moral. En la edad adolescente los estudiantes tienen consciencia del bien y del mal, tienen ya un bagaje cultural y social que les permite tomar decisiones por sí mismos y además comienzan a tomar criterios profundos acerca de todo su entorno. Sin embargo, cierto grado de inmadurez muchas veces les lleva a tomar decisiones equivocadas, por ende, es importante que, aunada a la labor en casa, los estudiantes puedan identificar, en la teoría y en la práctica, los elementos más importantes sobre la ética y los valores, lo anterior con la intensión de que tomen en cuenta estos elementos a la hora de tomar decisiones. Asimismo, una formación ciudadana debe estar encaminada a hacerles consciente su responsabilidad como parte de una colectividad. Es muy importante que aprendan que ya no son niños y que sus decisiones, además de afectarlos a ellos mismos, afectan al entorno en el que se desenvuelven.

La formación científica es vital por dos cuestiones: la primera de ellas es el desarrollo de habilidades cognitivas que son de suma importancia para su desarrollo personal y profesional y la segunda es que ellos puedan, a través del estudio de diversas ciencias definir a cuál de ellas desea dedicarse. El estudio de las ciencias formales (como las ciencias matemáticas, incluyendo física y lógica) les ayuda a desarrollar su capacidad de abstracción; el estudio de las ciencias naturales (biología, astronomía y física) enriquece su capacidad para resolver problemas, llegar a conclusiones y entender la naturaleza del mundo; asimismo, el estudio de las ciencias sociales les permite crear sensibilidad frente a su entorno. El bachillerato es la última oportunidad que se tiene para probarse en todas las ciencias, al ser una etapa multidisciplinaria, por ende, es elemental que los estudiantes puedan experimentarse a sí mismos y ver a cuál de ellas es a la qué se piensan dedicar.

Por último, y como lo hemos dicho repetidamente en este ensayo, la educación en bachillerato debe ir encaminada a que el propio estudiante se descubra. La adolescencia se caracteriza precisamente por esta búsqueda de sí mismos. Esta búsqueda se puede ver influenciada de forma negativa o positiva de acuerdo a los mensajes que el adolescente capte y decida hacer propios. Como sabemos, los medios de comunicación influyen de forma definitiva en la formación del adolescente, este fenómeno no es de ninguna forma nuevo y quizá la única variante que ha tenido con el tiempo es que los adolescentes pasan cada vez más tiempo inmersos en los medios de comunicación. Anteriormente, existían elementos sociales que permitían al adolescente llevar a cabo actividades que no involucraran medios de comunicación, hoy sin embargo, las redes sociales cibernéticas, la inseguridad y la amplia gama de programación televisiva toman mucho del tiempo que los adolescentes de otras décadas usaban para socializar y realizar actividades físicas. Nuestro rol como educadores, a la par con el rol de los padres de familia, es apoyar a los estudiantes a retener aquello que les es útil y desechar aquello que no les trae ningún provecho, lo anterior siempre respetando la identidad misma del estudiante y estando conscientes de que debe ser él mismo quien tome las decisiones que definirán su carácter adulto.

Al inicio de este ensayo hicimos referencia a las crisis que existen hoy en día, consideramos que gran parte de la solución y prevención de nuevas crisis se encuentra precisamente en la educación. A través de la educación y la formación ética se les trae a las personas al plano consciente las consecuencias de una buena o una mala decisión, a través de la educación se influye en el estudiante a efecto de que tome un camino encaminado a ejercer una profesión ética y comprometida con el desarrollo de la sociedad, asimismo, a través de la educación formamos mejores personas, con la firme convicción de que tendrán una vida profesional y personal de éxito y serán agentes positivos de cambio en la sociedad en la que se desenvuelven. Este debe ser nuestro motivo y nuestra ilusión al tomar un papel de profesor.

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